Un helado por la tarde (Amelie, libre)

Hoy todo era aburrido porque Sophia, los gemelos y Lizzie estaban en una excursión de la escuela y regresarían muy tarde y hoy era día de jugar al te, ya tenía mi vestido puesto pero nadie estaba para jugar así que corrí a la habitación de Matt y le pregunte que si quería jugar pero me dijo que estaba ocupado y si quería le podía hablar a mamá para que me llevara a comprar un helado y acepte.

Spoiler:

Mamá llego a casa por mí y fuimos a la heladería, estaciono el carro cerca de la plaza y fuimos caminando. Había pocas personas en la heladería, mamá me cargo para escoger el sabor de la nieve y finalmente me decidí por uno de chocolate. Le dije a mamá que quería comerlo en la plaza que estaba cerca y fuimos a buscar un asiento para sentarnos a comer el helado.

Salía del colegio, contenta puesto que me había ido muy bien en una audición del grupo de teatro.

Esperaba que este año por fin pudiéramos representar Romeo y Julieta, obra que hacía muchísimo venía insistiendo en preparar.

— ¡Oh Romeo, Romeo! ¿Por qué eres tú Romeo? Niega a tu padre y rehúsa tu nombre; o, si no quieres, júrame tan sólo que me amas, y dejaré yo de ser una Capuleto —dije teatrealmente a la nada, en voz alta, sin importarme que estuviera en medio de la plaza central de Forget. Bueno era que al menos no estuviera llena de gente.

Sonreí, contenta. Siempre me había imaginado como una gran Julieta, y esperaba que se diera mi oportunidad de demostrarlo.

Una risita de niña captó mi atención, desviando la mirada hacia mi derecha. Más cerca del centro de la plaza, estaban sentadas comiendo un helado la pequeña Emily y su madre, la señora Isabela Pullov.

Siempre había sentido cariño y respeto hacia aquella mujer, criar a tantos niños no debía ser una tarea fácil. ¡Y sus hijos! Los más pequeños eran adorables, sobre todo la Pequeña Ly.

Mi sonrisa se agrandó a la vez que cambiaba mi rumbo hacia ellas.

— ¡Oh! ¡Pero miren quién está aquí! —exclamé, fingiendo sorpresa, desde atrás de ella — ¡Si es la pequeña Ly!

Mamá hacia unas caras muy divertidas que me hacian reir, yo trataba de imitarla pero solo me manchaba el vestido tratando de hacerlas. Escuche a alguien atras de mi diciendome Ly, creia saber de quien se trataba pero decidí comprobarloa así que me pare en la silla y voltee -Mel, Mel!- dije alegremente para despues darle un abrazo, no sabia pronunciar bien su nombre y un día me habia dicho que le podia decir Mel -Hace muzdio que no veia- le dije tratando de recordar los dias pero como no lo recordaba volví a comer el helado, mamá saludo a Amelie diciendo -Buenas tardes Amelie- deje el helado e imite a mamá -Buenaz tadez- dije para despues hecharme a reir

Le devolví el abrazo a la pequeña, quien me había saludado con tanta emopción, y le dí un sonoro beso en el cachete.

— Mucho tiempo, ¿a que sí? — le respondí a su comentario, que casi asemejó a una queja. Sonreí, divertida y enternecida. Adoraba cuando me llamaba Mel.

— Buenos días, Isabela —respondí al saludo de la mujer, que se notaba divertida por el comportamiento de su hija menor. Escuché a Ly tratando de imitar a su madre, y resultó algo muy divertido, sobre todo cuando comenzó a reírse.

Bien dicho está que la risa de los niños es contagiosa: yo también comencé a reír.

— Buenos días, pequeña señorita —le dije al controlarme un poco, sonriendo aún, tomándole la manita y agachándome un poco, como saludo antiguo —. ¿Está rico su helado?